-Llamo porque tengo mucha tos (tos)… Apenas puedo (tos)… respirar (tos)… ¿Puede venir una ambulancia?

-No se preocupe. Dígame dónde se encuentra.

(Silencio)

Llevaba varios días sin comer, bebía del rocío y caminaba sin rumbo por aquel páramo extranjero. Llegó a un pueblo de noche. Como no tenía con qué cubrirse, se encaramó a un balcón y arrancó un trozo de tela. Al día siguiente, lo acusaron de ultraje a la nación.

-“¡Hola, mi yo del futuro!” -decía mi voz de niño en aquel radiocasete-. “Cuando escuches esto serás un hombre rico y tu mujer será muy guapa”. Detuve la grabación, arranqué la cinta y la eché al fuego. Solo entonces pude conciliar el sueño en mi cama de cartón.